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No trabajo porque trabajo

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Estuve un poco ausente, es cierto. Pero por suerte, el motivo fue bueno, como casi siempre que tuve que dejar por un rato largo este y otros blogs: el trabajo.

Sinceramente, tenía algo de temor de comenzar el año con poco trabajo. Sin embargo, gracias a algunas recomendaciones y algo de suerte, conseguí del lugar menos esperado uno muy bueno, por varios meses, reemplazando a una docente en cuatro cursos. Esto, sumado a las horas cátedra que ya tengo, me da un saldo muy positivo tanto desde lo material como desde lo profesional, a nivel docente.

Sin embargo, esto de tener dos profesiones tiene un "problemita": comes de una, que te agrada y te llena el alma, pero la otra, la que no te da dinero, te gusta más. Así me pasa con la docencia: es algo que descubrí en el camino y que hago con mucha alegría, pero quiero ser escritor desde que tengo recuerdos.

De todas maneras, la cuestión se solucionó sola. Como las trabajaciones de verano de este año fueron tan buenas, pude dejar muchos asuntos editoriales listos o casi listos. Una de las principales series semanales de Alquimia Comics ya está totalmente guionada (bueno, casi casi...). Al no tener que preocuparme por nuevos guiones para la Términus, tengo una cuestión menos, y además pude entregar guiones para historias cortas y series de Alquimia (como el capítulo 2 de Las aventuras de Alquimio, que se está empezando a serializar en estos días). Es decir que, por un tiempo, me puedo concentrar en mi tarea docente sin sentir que descuido la editorial.

El tema, en todo caso, es que el teclado me llama. Y me atormenta. Purgo un poco la falta de tiempo con cosas como esta entrada, algún boceto de guión o historia, pero me pasan cosas extrañas como soñar cuentos (y hace MUCHO tiempo que no hago prosa, ni tengo ideas para prosa), o ver una imagen y ocurrírseme un guión. Son cosas de la abstinencia.

Todo tiene su lado, sin duda. Con lo que gane, espero pronto poder volver a las convenciones, ayudando a Fede con todo lo de Alquimia, y obviamente promocionando el próximo libro de Términus (ya algunos saben quién es el autor misterioso). Ni qué decir que también, posiblemente, me dé recursos para invertir en nuevos proyectos. Ya veremos, ya diremos.

4 años y 12 números no son nada

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Hace unos días me tomé el trabajo, simbólico, de tomar esta foto.

No está posada. Fue la primera vez que el número 12 de la Revista Términus, aquél monstruo gentil que creamos hace cuatro años con un grupo de dibujantes rosarinos, se reunía con sus hermanos mayores.

4 años, 12 números. Miro para atrás y sí, parece ayer.

2012 fue un año muy particular para mí. No recuerdo si lo he mencionado aquí, pero fue un período de muchos cambios, todos para bien, tanto en lo profesional como en lo personal. En lo referente a esto, comenzó en febrero, con la planificación del primer número de la revista, que logramos sacar en octubre, si mal no recuerdo. Poco tiempo después de la Crack Bang Boom de ese año (¡ey, no hacemos milagros!). Allí logramos comenzar a disfrutar todo lo que te aporta esa convención con un pequeño stand en donde pudimos hacer promoción de lo que vendría.

Y así comenzó algo que, en retrospectiva, a veces puede parecer sencillo, porque el sudor ya se secó, la bronca ya se fue, los errores ya se asumieron. Pero que resultó una tarea sacrificada, en mayor o menor medida, para todos los involucrados. Una tarea totalmente ad honorem, porque no ganamos dinero (ni podemos pagar, lamentablemente, las maravillosas contribuciones de nuestros dibujantes y guionistas). Pero una tarea del corazón, algo salido de la necesidad, que todos teníamos, de expresarnos libremente. Algunos, porque nunca habían publicado nada; otros, porque solo podían publicar lo que llenaba la olla y pagaba el alquiler.

Mantuvimos tanto la calidad física como la regularidad planeada, de 3 revistas por año. Así, 2012 se fue solamente con una, pero cerramos 2016 con las dos que emparejan el promedio. En el medio hubo de todo: alguna que salió más tarde de lo previsto, varias que salieron a tiempo pero con gran esfuerzo; tapas que nos hicieron renegar pero luego nos encantaron; muchas contribuciones que nos sorprendieron por el nivel; el interés de autores de gran calibre que nos dejaron sin aire; muchas corridas a la imprenta, a las convenciones, a los centros de envío de encomiendas; "peleas" y reclamos a las distribuidoras por algún pago atrasado; muchas hermosas experiencias en diversas convenciones a lo largo y a lo ancho del país...

2007 fue, para mí, el inicio de mi proyecto en convertirme en guionista. En 2012 pude comenzar a serlo realmente. Ya había publicado antes, un par de veces (una mención en un concurso, y en el número 9 de la revista La Murciélaga, cuyo fundador, Nico di Mattia, nos ayudó con sus consejos en los primeros momentos de la Términus).

Sin embargo, escribir y publicar regularmente, además de ocuparme de algunos asuntos editoriales de la revista, no solo me enseñó mucho sino que también me permitió ganar una experiencia inestimable, la cual luego me permitió comenzar a dictar clases de guión, por ejemplo. Ahora mismo, con el proyecto de Alquimia Comics (que comencé hace unos meses junto a un amigo y alumno del taller, Fede Sartori), puedo poner en práctica mucho de lo aprendido y, sobre esa base, aprender más.

Gracias a los contactos conseguidos y a la experiencia, pudimos publicar en Lisandro Estherren en España, en la Revista Cthulhu (que se ve al lado del 12, en la foto de abajo), una de las historias que más me gustaron, aparecida en el número 5 de la Términus, titulada "La casa de la calle Harding".

¿Qué más se logró en el camino? En la 4º edición de la Crack Bang Boom, de 2014, fuimos invitados de honor del evento, lo cual me permitió conocer a muchos talentosos artistas (y sentarme cerca de Dan Didio, también :) ).

Pero tal vez el mayor honor fue el recibido este año, cuando en la 7º edición de la misma edición fuimos nominados, para el premio Carlos Trillo, como Mejor Antología y como Mejor Portada por el número 8 de la revista. 


La portada del número en cuestión, por
Germán Peralta Carrasoni, portadista habitual
de la revista.

Como digo, el honor ya fue ser nominados: el haber ganado ambos premios ya es algo que está fuera de este mundo. Para mí, y creo que para todos los involucrados, fue el momento más alto de la revista, porque justo cuando estábamos cerrando una etapa, se nos reconocía todo lo logrado hasta ese momento.

Yo, en el medio, con Germán a mi derecha y Bruno, el editor
y principal responsable de la revista, a mi izquierda, justo después de ganar.




Hablé antes del cierre de una etapa, y eso fue justo lo que sucedió en esta convención. El anuncio oficial de que, por ahora, dejábamos de hacer la revista y nos íbamos a concentrar en otros formatos: el de los comics no antológicos, novelas gráficas, libros, o como quiera que se los llame. Habíamos aplicado un proyecto para Espacio Santafesino, una convocatoria provincial que otorga subsidios para diferentes industrias culturales. Días después de la convención nos enteramos que habíamos pasado la preselección y que nuestro proyecto había sido el ganador. Igualmente, de no haberlo obtenido, ya teníamos un plan B.

Así, 2017 verá tres novelas gráficas (¿puedo usar ese término acá?) por algunos de los autores ya publicados en la revista... y uno será una sorpresa muy particular.

De manera que todo lo sembrado creció y me permite sacar frutos que puedo volver a sembrar. Todo por una idea, un concepto que, por suerte, no fue solo mío y que otros, ya desde el primer momento, compartieron y apoyaron, enriqueciéndola con las suyas propias.

Es así que cierro con esta otra foto: el número 12 descansando ya con sus hermanos mayores. 4 años y 12 revistas que descansan en mi biblioteca, pero también, en el de muchas otras personas, a las cuales quiero agradecerles el apoyo tanto por comprarla, como por los comentarios en Facebook, como por asistir a las charlas en convenciones, pedirnos autógrafos, etc. Sigan así, y compren los números que faltan y recomiéndennos con sus amigos y amigas!!

Este año me dejó con poco tiempo, por lo que no pude contar muchas de estas cosas cuando sucedieron. Queda en el tintero, por ejemplo, la reseña de la Crack Bang Boom 7, para mí, mi momento favorito del año. Esperenla, que hay mucho más para contar.

Después de la maratón

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¿En serio cuatro meses desde la última entrada? Sabía que la cosa se había acelerado, pero no pensé que tanto.

Buen, en fin. Pasaron muchas cosas, y sí, ahora que lo recuerdo, no hice todavía la reseña de la Crack Bang Boom de este año, por ejemplo, y que solo de casualidad pude hacer la de Rosario Juega Rol 2016. A la cual me obligué, por cierto, ya que fue mucho más breve y concentrada en una sola cuestión: mi proyecto de juego de rol.

Lo cierto es que fueron meses de mucho trabajo, aunque no demasiado. Lo que sí molestó al desarrollo de los proyectos fue el constante cambio de prioridades y sobre todo, de tiempos. Cambios de horarios, reuniones inesperadas, feriados o paros que alteraban toda la planificación escolar (a veces la cambiaba dos o tres veces por semana, cuando desconfirmaban una reunión, por ejemplo). Como comenté en una entrada de otro blog, a veces planificaba trabajar durante una mañana, pero llamaban de un colegio para adelantar horas, o uno tenía que replantear todo un fin de semana por algún cambio de fechas que obligaba a adelantar una evaluación (las cuales se diseñan, eh, no crecen de los árboles). Fue un tercer trimestre muy complicado para todos los docentes con los que pude hablar, llenos de pérdidas de horas y de constantes retrasos y problemas.

Así que incluso cuando tenía tiempo (por ejemplo en los paros, o en un par de feriados "inesperados"), tenía trabajo, tanto escolar como de guión, principalmente para terminar mi participación para la revista Términus y para los proyectos de Alquimia Comics.

Así que, lentamente, fui viendo cómo se apilaban proyectos, ideas, guiones a medio terminar, propuestas... Y la verdad es que no veo la hora de comenzar con eso, de que sea mitad de diciembre, ya no tener clases y poder sentarme a escribir como loco, rabiosamente, tal vez sin prisa pero sin pausa.

Es lo que hay. Recientemente terminé un guión para un proyecto de antología, pero el segundo sigue esperando los últimos retoques. Tengo que armar dos sinopsis de proyectos, un guión introductorio, terminar un guión de 24 páginas, y algunas cosas más que andan dando vuelta desde, justamente, como cinco o seis meses. Incluyendo, claro, mi ya citado juego de rol, el cual estoy planeando testear en estos meses.

Eso sí, estoy más allá de la ansiedad. Se hace lo que se puede, y de a puchitos, aunque no haya escrito, fui armando un gran esquema de cosas para aprovechar cada momento (como por ejemplo, este lunes feriado). Hoy estuve acomodando mi pieza, tirando cosas, limpiando, preparando todo para el gran momento. Va a ser muy entretenido, de eso estoy seguro. Por primera vez en un buen tiempo no tengo grandes urgencias económicas, por lo que espero que las vacaciones me den espacios de ocio y descanso, mientras trabajo en cosas muy importantes para el año que viene.

Ya se van a ir enterando, en unos meses.

Trabajaciones de invierno 2016 (y II)

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Así que, ¿en qué estuve trabajando todos estos días? ¿Y donde está mi dinero?

En primer lugar, mi prioridad era terminar de corregir cierto libro que cierta editorial quiere publicar. Libro que no tiene una fecha fija de publicación pero que quiero enviar a la imprenta lo más pronto posible, porque hace años que trabajo en el mismo y ya ha crecido más de la cuenta, es más que adulto y, espero, sabrá defenderse solo. Quiero ocuparme de otros de sus hermanos.

Pero la lista era larga, desde reparar unas zapatillas (sí, también soy aprendiz de zapatero) hasta terminar de armar una repisa que yo mismo diseñé (y que me di muchas satisfacciones, hasta ahora, porque me despeja mucho la mente crear ese tipo de cosas). En el medio había también cuestiones relacionadas a la docencia, como planificar clases y trabajos prácticos, ordenar la pieza, como ya comenté, y alguna que otra cosita más.

Pero lo que más me emocionaba, lejos, era lo relacionado a los comics. Eso no quiere decir que no haya disfrutado escribir y revisar los últimos capítulos del libro (sobre el que hablaré más adelante). Lo que sucede es que ya todos los comiqueros de Argentina olemos la proximidad de la Crack Bang Boom 7, y eso pesa. Este año, por partida doble.










Actualmente, ocho de mis doce tareas de Hércules están terminadas. Dos, espero, terminarán en estos días que vienen (no eran tan urgentes, como la estantería, de la que solo quedan detalles). Las otras dos quedarán para estas semanas, porque otra no quedó. Y no tengo nada que lamentar.

Un nuevo proyecto en marcha: Alquimia Comics

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Bueno bueno, esto es algo embarazoso. Otro blog más que actualizo una sola vez al mes. Hay mucho para hacer pero no es excusa.

La cuestión es que, como pensaba, meterme en tantos proyectos a la vez tiene su costo, y una de las cosas que uno tiene que pagar son los olvidos, descuidos y pequeños deslices que uno comete porque está pensando en mil cosas a la vez... y como siempre digo, algo se nos cae de la mano cuando hacemos malabares con demasiados proyectos.

Debería haber anunciado que tenía este proyecto entre manos hace mucho, mucho tiempo, cuando empezó a formarse, en febrero. Pero no lo hice porque... se me olvidó. Muchas cosas importantes pasaron y ahora tengo que anunciarlo cuando ya arrancó, lo cual es, como ya dije, algo embarazoso.

Pero si tenía tantos proyectos que ya me dejaban sin tiempo, ¿por qué empezar uno nuevo? Porque es interesante, porque es desafiante, porque me permite expresarme y hacer justamente lo que quiero desde hace ya casi 10 años: crear y publicar comics.

Alquimia Comics tiene un origen un poco similar a la Revista Términus, de la que también fui co-fundador. Básicamente tuve la idea, y cuando pensaba en cómo llevarla a cabo, terminé encontrándome con alguien más que, al mismo tiempo, había tenido una idea muy similar. Dejar sola a esa persona con sus ideas y no sumarle las mías, o cortarme por mi cuenta, hubiera sido un error absurdo, así que no valía la pena esperar "mejores tiempos". El mejor momento, cuando uno tiene ese tipo de ideas, es ahora mismo.

En este caso, esa otra persona fue Federico Sartori, mi primer alumno en mi taller de guión (en esa época, 2013, solamente había uno). Además del primero, fue también el único alumno que tuve ese año, lo cual siempre me habló de su dedicación a la causa de los comics y de su confianza y lealtad. No por nada nos hemos hecho amigos, y este proyecto nos ha ayudado a conocernos más y a trabajar en conjunto con la misma meta: hacer y publicar comics.

Pero bueno, ¿qué es Alquimia Comics? Es un blog en el que ya comenzamos a publicar series semanales e historias cortas en formato historieta, con amplitud de géneros y temáticas. La idea es hacer comics para todos, no solamente para "entendidos", nerds, freaks o como quieran llamarlo. La meta es ayudar a expandir el alcance que tienen los comics en la sociedad en general, generando historias nuevas, diferentes, que no caigan en los tópicos de siempre y que permitan que cualquiera pueda asomarse a este arte tan maravilloso.

Las series semanales se publicarán a razón de una página por semana, siempre en el mismo día, mientras que las historias cortas (de cuatro a 8 páginas, generalmente) se publican completas y quedan guardadas en el blog para que se las pueda ver en cualquier momento. Las series semanales se van publicando en diferentes cuentas de Tumblr, todas bajo la bandera de Alquimia Comics, pero separadas para que su lectura sea más directa y sin confusiones. Así, por ejemplo, "La Logia Gris", guionada por mí y dibujada por Pablo De Bonis, se publica todo los lunes. Ya están publicadas dos páginas (en unos días estará la tercera), así que engánchense ahora!


La Logia Gris es una serie ambientada en Rosario y está muy relacionada con distintas experiencias que he tenido y tengo con la arquitectura de esta ciudad que tanto quiero. En esta historia se mezclan cuestiones reales con detalles fantásticos, personajes que buscan su pasado y su futuro en una ciudad que no deja de cambiar y de perder su memoria, encarnada esta en sus edificios, sus plazas, sus calles y monumentos. Por eso era importante que la dibujara un rosarino, pero también un rosarino que supiera plasmar detalles arquitectónicos, perspectivas y todo lo relacionado a este arte tan hermoso. Pablo De Bonis afortunadamente no solo reúne esas dos condiciones sino que le suma además una pasión enorme por lo que hace y un manejo muy bueno de encuadres y de diseño de personajes, que ya se está dejando ver en estas primeras páginas.

Alquimia Comics me da el espacio para narrar historias que, sinceramente, no sé si interesarían a ciertos editores. Historias como La Logia Gris, que tiene muchas referencias a Rosario y es también una búsqueda personal, en cierta forma. Pero también me da espacio para resucitar proyectos que por un tiempo parecieron muertos, y un ejemplo de esto es Silver Sigma, una serie de ciencia ficción y aventuras que quedó perdida, por un tiempo, en la carpeta de "proyectos suspendidos". Ahora, de la mano del mendocino Sergio Tarquini (con quien ya he colaborado muchas veces en la Revista Términus) puedo sacarlo de este estado de letargo y ponerme a escribir una serie larga de uno de mis géneros favoritos: "la ciencia ficción medio space-opera con detalles de crítica social". No me digan que nunca habían escuchado de ese género porque...


Hasta acá, lo que les puedo mostrar del proyecto. Para más teasers, vayan
a la página de Alquimia Comics y denle like, así podrán
ir viendo los que se publiquen en el futuro.
Con Silver Sigma vuelvo a darme el lujo de trabajar con Sergio, alguien que dibuja muy bien mis guiones y que tiene una hermosa manera de presentar a los personajes, diseñarlos y entenderlos. Justo estaba interesado en hacer ciencia ficción, así que fue el proyecto perfecto para ambos. Silver Sigma comenzará a publicarse más adelante, y es la segunda de las series semanales de las que estaré a cargo. Entremedio, también, se irán publicando historias cortas, como por ejemplo la que hice para Términus, también con Sergio Tarquini, titulada "Señales del destino".

Desde ya que no soy el único que va a escribir aquí. Como ya comenté antes, Federico estará encargado de la otra mitad de los guiones. Al momento de publicar esto, ya subió la primera página de Boras, su primera serie semanal, que tiene como protagonista a un sacerdote metido en cuestiones sobrenaturales nada bonitas. Y se viene también AlieNación, un thriller de ciencia ficción en el que viene trabajando desde hace tiempo. Ambas con excelentes dibujantes, tengo que aclarar.

Entre todo esto y las series cortas que ya tenemos planeadas, no hay excusa para no anotarse. Suscríbanse a la página de FB de Alquimia Comics, y también agenden el blog del sitio: alquimiacomics.wordpress.com. Obviamente, si tienen una cuenta de Tumblr, pueden ir sumando también las cuentas de cada serie individual, pero no pierdan de vista que se trata de un proyecto conjunto, así que si siguen una sola serie, ¡se van a perder las demás!

Y arranca 2016

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"¡A la perinola!" Sí, fue lo primero que dije cuando, hace unos minutos, entré para escribir esta entrada. Realmente, realmente pensaba que no había pasado tanto tiempo desde mi último posteo. Pero igual, ya no me espanto, ya estoy acostumbrado a esto.

Y sí, tampoco me quejo.

Creo que fue por la demanda. Terminé el año trabajando casi tiempo completo en dos escuelas. Cuando digo tiempo completo, digo que tenía ocupadas gran parte de las cinco mañanas hábiles; de hecho, noviembre y diciembre fueron días de mucho trabajo, sobre todo porque el calor era un gran enemigo, además del fastidio de los alumnos (ellos estaban cansados, no es que fastidiaran a propósito) y del propio de los docentes. Pero se soportó. Y creo que hasta se disfrutó, de alguna manera.

Tuve que resignar mucha escritura, pero por suerte lo había podido anticipar y logré escribir una parva de guiones para los siguientes números de la Términus. Trabajo que me dejó bastante satisfecho, aunque ahora llegará la etapa de revisión con editor, la elección de los guiones más acordes y la búsqueda de dibujantes.

En fin, cerré un año muy bueno. No me puedo quejar. Tuve muchas dificultades en las dos escuelas, muchas problemáticas difíciles de resolver y mucho para aprender sobre la marcha, pero logramos (porque ellos pusieron su parte) que todos los alumnos que fueron a rendir en diciembre aprobaran (en una escuela muchos no vinieron; qué se le va a hacer, los veré en unos días en la mesa de febrero). Y por si fuera poco, ya tengo confirmado un reemplazo para arrancar el 2016, algo que nunca me había pasado hasta ahora.

Muchos regalos (sobre todo autorregalos), muchas experiencias de fin de año, mucho para celebrar. Pero ahora se trabaja. El calor se adueña de la pieza, pero se trabaja. Las ideas fluyen y se encajan mientras uno trata de dormir una siesta porque durmió mal a la noche, pero se trabaja.

Los dos fines de semanas ultralargos por las fiestas me cortaron mucho el cronograma. Teniendo en cuenta que terminé de trabajar a mitad de diciembre (gracias, gracias por poner temprano mis mesas, a las dos escuelas, gracias), quise arrancar más rápido con todo lo que tenía para escribir. Pero las compras de Navidad y las obligaciones familiares me detuvieron bastante. Ya pasaron, igual, y pude ponerme a la par del cronograma improvisado que se había armado en mi cabeza.

Se trabaja.

Lo pesado está siendo el concentrarse en una sola cosa. Todavía no quiero confirmarlo pero hay un proyecto importante en proceso; un libro que una editorial desea publicar. Mientras lo reviso, dedicando la mayor parte del tiempo a reescribir, surgen otras ideas. Y ganas de escribirlas. Y a veces, cuando no tengo ganas de seguir con este proyecto, cuando me queda el tener que reescribir, quiero pasar a lo otro, pero no me dejo. Tengo que educarme en el enfoque, en las prioridades, si quiero ser un buen escritor. No puedo demorar las cosas si me las pide un editor. No debo.

Así que en esas andamos. Tratando de no desviarme del camino, mientras en los ratos libres intento leer, acomodar la casa, acomodar mis notas, anotar las ideas que surgen. Y pensar, seguir pensando en más proyectos.

Porque la idea es crecer, seguir creciendo. Ahora la pregunta es: ¿comienzo algo nuevo, antes de cerrar lo viejo? ¿Se puede, se debe? Y eso es lo que me carcome la paciencia, más que las hormigas que se mudaron a mi cocina hace unos meses y no quieren irse.

¿Comienzo algo nuevo, antes de cerrar lo viejo?

10 días en el sube y baja

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Hace ya poco más de una semana empecé con el primer síntoma: dolor de garganta y tos. Pensé que había charlado demasiado con un amigo que hacía mucho tiempo no veía (y en el bar había algo de ruido). Además ese día había tenido muchas horas de clase, por lo que, sumando dos más dos, supuse que era cosa de descansar un poco la voz y nada más.

Sin embargo al día siguiente me desperté completamente congestionado, tanto que la cabeza me latía un poco y no podía respirar.

Fue el comienzo de una serie de días más que complicados.

En una semana con varios feriados pero también con compromisos extras, empecé a experimentar síntomas aleatorios, a veces más graves, a veces casi triviales. Todo el fin de semana estuve escupiendo flema, con malestar en la cabeza y a veces en el cuerpo. El lunes, como estaba mejor, fui a trabajar (por suerte no tenía que dar clase, y en la plenaria uno puede quedarse callado para no forzar la voz). Me sentía bastante bien. El martes, como no tenía que trabajar, descansé, escribí, hice un poco de todo... pero a la tarde comencé a sentirme mal nuevamente (mucha tos) y aunque tenía compromisos, decidí quedarme en casa. Por las dudas.

El miércoles por la mañana empecé bien pero unas horas más tarde tuve que llamar al médico, porque pensé que tenía fiebre y experimentaba un súbido decaimiento. Me diagnostivaron alguna clase de virus; no tenía fiebre y el único síntoma que permanecía era la faringitis. No quedaba más que tratar de descansar y tomar algún medicamento.

Por la tarde me arriesgué a dar mi clase de guión, ya que había pasado gran parte del día en cama y estaba "normal" (es decir, no me dolía mucho la garganta). Era una apuesta arriesgada porque tenía que dar clases el jueves, viernes e incluso el sábado (un curso de ingreso a secundaria). Por suerte, aunque tuve que cancelar la clase del viernes (creo que fue lo mejor, coincidió con otras cuestiones institucionales), pude dar clase el jueves y el sábado, siempre con la duda de cómo me encontraría al día siguiente.

El esquema, desde el martes, era más o menos el mismo: me despertaba bien, pero luego del mediodía empezaba a toser (justo a la hora de la siesta, que no podía dormir), luego seguía desmejorando y tosiendo cada vez más, sin poder hablar o teniendo que hablar poco, hasta que a la noche cuando me acostaba dormía como un bebé, y vuelta a empezar al día siguiente.

Así que, aprovechando los feriados, plenarias y compromisos cancelados (el viernes tuve que dejar de lado dos salidas más o menos importantes), pude escribir. En los primeros cinco días del desastre, terminé varios guiones que quiero publicar en Términus (o al menos elegir un par de entre ellos). En las últimas semanas empecé cuatro, y tres de ellos los terminé en estos días de enfermedad. El tener que estar encerrado me hizo bien, en ese sentido. Además, tuve algunas ideas extras que dejé anotadas en diferentes lugares, tanto para cuentos como para guiones más largos. Y también leí, cuando ya no me daban los ojos, picosos, a causa de los síntomas gripales.

Sin embargo, todo tiene su límite. Si bien el viernes estuve más o menos bien y pude terminar algunas cuestiones de escritura y otros asuntos, el sábado fui a trabajar con un hilo de voluntad, y mientras daba clases me noté sumamente cansado. Así que el resto del sábado lo dediqué al descanso. Pero incluso así, en un momento a la tarde me quedé sin voz, de la nada. Me sentí no solamente cansado, sino molesto, frustrado, agotado. Por suerte mi novia me ayudó a salir de ese estado, porque la verdad es que estaba algo deprimido. No había dormido bien en mucho tiempo y me resultaba extenuante no saber cómo iba a despertar al día siguiente, sobre todo cuando uno tiene ciertos compromisos que cumplir.

Después de todo un día de descanso, llegó el domingo con más descanso pero de nuevo con una congestión galopante y dolor de cabeza. Por suerte, se fueron a la mañana. Mientras escribo esto, sin embargo, sigo tosiendo un poco, me pican los ojos y hace un par de horas que estoy más que cansado. Mi esperanza es que, como dijo la médica que me vio el miércoles, no sea algo que dure más de diez días. Ya se están cumpliendo. Espero que no tarde.

De todas maneras, me quedo con lo positivo: el encierro, como dije, me puso a escribir, y por suerte los momentos de decaimiento más grande no me impidieron terminar esos tres guiones. Mañana, que es feriado, espero poder seguir con otros temas.

La productividad, al palo

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Las cosas se reacomodaron, o mejor dicho, las reacomodé a los golpes, o como pude. Faltan muchas pequeñas cosas de ciertos proyectos personales que no suelo contar aquí en el blog, y eso me sigue quitando algo de tiempo. Septiembre fue y será un mes con muchos días muy ocupados, con reuniones o situaciones fuera de calendario, pero por ahora sigo esquivando las complicaciones e incluso he podido disfrutar el conseguir un nuevo trabajo en una escuela que me parece muy interesante.

Mientras tanto, con todo lo anterior ya acomodado, y con algo de esfuerzo pude hacer más, mucho más. Estoy leyendo más y escribiendo más. Antes solamente leía en la red, había perdido un poco la costumbre de los comics y de los libros. Ahora leo diariamente algún comic, e incluso tengo por ahí dando vuelta un par de libros que espero poder releer pronto.Creo que eso, también, me anima a escribir.

Creo que estoy un poco menos gruñón. Antes me molestaba mucho cuando no podía terminar un guión según lo planeado, o si durante un día no podía escribir nada. Ahora las prisas, y algo que he aprendido, me han quitado esa sensación. Ya no es un torrente, sino un goteo, lo que sale por las manos. Sé que no produzco siempre regularmente lo mismo; sé que tal vez nunca lo haga, sobre todo si así me lo impide el trabajo y otras ocupaciones. Y no está mal. Teniendo dos talleres de guión, por ejemplo, me está sucediendo que no siempre el material que creo para una clase me sirve para la otra, porque los alumnos son diferentes y están en momentos diferentes. Tengo que actualizar los apuntes de hace dos años, o crear otros nuevos que no había pensado escribir. Y eso también le quita tiempo a la escritura, pero ha dejado de ser una carga, es una forma de gozar de esto que para mí es una profesión. Y también, de seguir aprendiendo.

Ahora mismo, a causa de escribir esta entrada y de leer un artículo muy interesante y motivador, estoy perdiendo el poco tiempo que tenía para terminar un guión que se demora. Pero no me preocupa demasiado: ya tengo en la cabeza la solución al dilema que me planteaba. Tarde o temprano lo terminaré. Después de todo, hoy ya terminé otro, y ayer terminé uno más.

Mientras sigan goteando mis manos, no habrá problemas.

Así que ahí estoy. Mientras se dibuja un guión para Términus, escribo dos más; mientras termino otro para la revista Quimera, ya pienso en mejorar y reescribir el que sigue. Queda retomar las novelas para mi editorial digital, Studio Ergo Sum, algo que está ya en la agenda para estos días.

Lo único que lamento un poco es no tener tiempo para jugar rol. Pero eso, supongo, es algo que se puede solucionar con algo más de planificación. Veremos qué sucede.

Atareado con la cosecha

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Esta es una representación visual de lo que realmente
sucedió: no los anotaba en papelitos, pero mi pizarra
tiene tantas borraduras y tachones en estos días...
Es increíble como pasa el tiempo. Sinceramente, se acelera cuando uno tiene mucho para hacer. ¡Y no me quejo! Por primera vez en mucho tiempo, no me quejo.

Después de la Crack Bang Boom 6 (que me gustaría poder comentar aparte en una entrada, como otras veces, además de la RJR 2015) hubo tantas cosas acumuladas que sinceramente no tenía tiempo para nada más. Principalmente cuestiones laborales. Fue un mes de mucho, mucho trabajo, algunas tensiones, y muchas corridas. Por suerte todo salió bien y el mes terminó, por fin, hace unos días. Fue agotador.

Y cuando digo trabajo no hablo solamente de ir a las escuelas. Hablo de que tengo ya dos talleres de guión, los únicos de la ciudad, y por suerte uno sigue bien en pie, y el otro sigue sumando alumnos. Personas con las que me copa mucho trabajar, personas que me dan inspiran para seguir adelante. Espero que el año siga así, sumando personas y experiencias tan útiles y agradables.

Así que con mucho más trabajo docente y dos talleres, quedó poco espacio para los guiones. Sin embargo, de a poco pude ir haciendo un poco de esto y un poco de aquello. Me concentré en eso y por eso demoré unos días más en arrancar de nuevo con los blogs. Recién hoy, terminando la semana, puedo sentarme con la suficiente tranquilidad y tiempo como para no engañarlos con una entrada improsivada, de esas que no me gustan.

Quiero disfrutar los blogs: que no sean una carga, sino un placer.

Y creo que esa ha sido la mayor experiencia de estas semanas, en las que hubo mucho ir de acá para allá, muchos errores de último momento, muchos parches, muchas cosas buenas y muchos éxitos. Dicen que sarna con gusto no pica; pero también, hay sarnas y sarnas. Y por suerte, en la vida uno puede elegir la mayoría; a lo sumo tendrá que soportar el trabajo, el inevitable trabajo que puede no gustarnos pero que hacemos porque nos permite llevar comida a la mesa, libros y comics a las bibliotecas y coleccionables a las estanterías. Pero casi todo lo demás, se puede elegir.

Es lo que hice en estos días: elegir la sarna. Dejar atrás lo malo, lo que molesta, lo que nos come un poco la vida; soportarlo solo si no podemos evitarlo. A lo demás, sacarle el jugo, y comerse también la pulpa.

Como digo, en estos días no he podido escribir mucho, pero disfruté tremendamente del proceso, incluso cuando a veces descubro que ciertos guiones no me están llevando a ninguna parte y que debo dejarlos descansar un tiempo. ¡Tengo demasiadas ideas como para ponerme en quisquilloso!

Sigue faltando el tiempo, pero no vale la pena preocuparse por ello. Y así fue que esa pila de cositas para hacer fue (y sigue) bajando. Algunas tienen que esperar, pero eso es todo.

Preparando motores

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Cada tipo de trabajo tiene sus cosas. Para algunos, la mitad del año la dividen las vacaciones de invierno, a principios de julio. Para mí, y para muchos relacionados al campo del comic, la mitad del año está en agosto, cuando llega la convención Crack Bang Boom.

Así que allá estamos yendo. El viernes buscamos en la imprenta el último número de la Revista Términus. Quedó genial, en todo sentido, con una tapa hermosa y muchas historias copadas, entre ellas una con guión mío y dibujos del que para mí es uno de los mejores dibujantes de Rosario, sino del país. Así que estoy más que orgulloso del resultado.

Además, como ya mencioné antes, hay varios proyectos que se están formando y que pueden confirmarse en esas fechas. Hice citas con MUCHAS personas, desde amigos hasta dibujantes conocidos, editores, en fin, creo que me voy a quedar sin voz y muy maltrecho. Por suerte el lunes es feriado y no tengo que trabajar, que si no...

La verdad, es algo que espero con mucha anticipación, pero también, con la experiencia que da el tiempo, sé que hay que volar sin plan fijo. No voy a poder hacer todo, ni hablar con todos, ni escuchar todo... Se hará lo que se pueda, y con eso estoy confiado.

Bueno, nada más por ahora. Tengo mucho que escribir, ordenar, planificar, repasar, descansar. Los dejo, más adelante veré qué puedo decirles. Pero no dejen de seguir el blog, que habrá novedades.

Acelerando en la montaña rusa

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No, no abandoné el blog. Tal vez fue la pausa más larga en varios años: casi dos meses. Y para colmo, ni siquiera me di cuenta. Realmente pensé que hacía poco que lo había actualizado. Imaginen como me sorprendí cuando vi la fecha...

Pero vamos a lo que iba a decir. Han sido meses de mucho aprendizaje y autoaprendizaje. Es decir, aprendí muchas cosas de los demás, y también de mí mismo.

Escribí, sufrí, volví a escribir. Tuve varios problemas técnicos con la computadora, que por suerte se pudieron arreglar casi totalmente (hay que comprar una cosita para que la cuestión sea definitiva, pero no es algo caro ni prioritario). Así que escribí mucho a mano, sobre todo el anterior fin de semana, que fue tremendamente explosivo y creativo. Todavía estoy terminando de pasar a la computadora todo lo que hice.

Mientras la niebla se disipaba, entendí mucho más de lo que debo hacer, y cómo debo hacerlo. La paciencia sigue estando ahí, junto con la perseverancia; pero también entra una nueva seguridad, de la mano de algunas decisiones fuertes, de algunas alternativas nuevas.

Estoy en una etapa muy creativa, y también, por suerte, muy productiva. No solo tengo ideas, sino que tengo las ideas que estoy buscando. Esto me lleva a estar más lúcido, más despierto y activo; escribir y pensar más, no tener miedo a los errores o a las situaciones que parecen demorarte, porque en realidad, te están acelerando.

Y eso es lo que pasa ahora. Viene agosto, y eso significa muchas cosas. Principalmente, el inicio de la fuerte temporada de convenciones de comics, con Crack Bang Boom a la cabeza. Por si fuera poco, también está Rosario Juega Rol, en donde voy a exponer en un taller sobre Aerith, mi más nuevo juego de rol.

No es poco. Habrá que estar atendiendo el stand de Términus en la Crack, habrá que preparar muchas cosas para los dos eventos (folletos, entre otras cosas). Habrá que repasar mucho de lo escrito para saber explicarlo en la RJR. Y mientras tanto, hay que seguir con el trabajo de siempre, y con los dos talleres de guión, que este año me han sorprendido tanto por la cantidad de alumnos como por los progresos individuales de cada uno de ellos.

Realmente se parece a mi año. Realmente se parece al año que yo quería tener, aunque muchas cosas son diferentes y hay dificultades (previstas e imprevistas). Realmente parece que algunas cosas muy importantes están por suceder; pero para eso hay que seguir trabajando. Hay que seguir escribiendo y, sobre todo, seguir buscando personas que se interesen por tu trabajo. Porque es ahí donde está, también, la clave: que a otros le importe lo que haces.

Así que ya saben por qué no escribí estos meses. No sé si fue tanto por estar ocupado, sino más bien por estar acelerado. El tiempo corre más rápido, se hacen más cosas y para cuando uno quiere respirar, resulta que es medianoche y hay que irse a domir. Así han sido muchos de los últimos días. Y este no parece una excepción.

El remedio para la ansiedad

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Ya sé que soy ansioso: el asunto es curar esa ansiedad.


En estos meses me pongo un poco así. No es la primera vez. Y la falta de algunos resultados, incluso antes de la época de cosecha, no me deja dormir bien.

Marzo es un mes muy bienvenido. Comienzan las clases y por lo tanto, es el momento en donde consigo más trabajo. Con la experiencia tan buena del año pasado, esa ansiedad se duplica. Pero incluso así, siempre hay cosas que me molestan. Principalmente, el no saber cuando van a llamarme para trabajar. No es fácil tener trabajo temporal, y encima, sin posibilidad de anticiparlo.

A eso se suma que arranco el año con algunos proyectos demorados. Bueno, algo así. Uno de ellos, muy importante para mí, se realizará igual pero de otra manera y tal vez cueste más esfuerzo sacarlo adelante. Otro, más pequeño, se pinchó hace unos días, y también saldrá, pero dentro de varios meses. La seguidilla me pone mal, porque estos proyectos de comics eran la puerta, la entrada a un año que se supone mucho mejor en ese aspecto, con muchas publicaciones pendientes.

Hasta hace unas pocas horas, estuve algo deprimido con lo sucedido en este último caso. Pero después de mucho tiempo diciéndome "tengo que escribir un guión" y pensando en todas las ideas para guiones que tengo, contrarresté esa minidepresión con trabajo. Y me puse a escribir. Así que de a poco me recupero.

Fue un final y un comienzo de año complicado. Muchos guiones que se complicaron, pero MUCHOS. Reescribí uno cinco veces. Cinco veces, nunca me había pasado eso. Y se descartó, era para Términus, pero no calzaba. Tampoco otros. Sufrí escribiendo otro más, y ahí quedó todo. Después siguió un período en el que hice muchas otras cosas. Así que ahora volver a las viñetas es un soplo de aire fresco: tal vez un soplo que debía llegar ahora y no antes. Ya veremos.

Por suerte, mañana comienzo con mi taller de guión para comics. Lo detuve solamente por febrero, ¡y creo que fue mucho! Es solamente una vez a la semana, pero me impone horarios, pensar en la clase, hacer ALGO. Ese tener que hacer ALGO te impone, a su vez, estructura. Te hace valorar el tiempo, te descansa, te saca de otras preocupaciones diarias. De otra manera, uno siempre se queda con los mismos problemas. Necesito variedad, incluso en lo malo.

Marzo trae todo eso y más. Trae de nuevo el contacto con muchos dibujantes y el empezar de otros proyectos. El año recién empieza, es verdad. Pero soy un poco como Homero. No puedo esperar 40 segundos a que frían el búfalo.

Trabajando en la sombra

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Empecé el año y ya está terminando enero. Así de simple. Un poco de esto, algo de aquello y boom! Ya casi no queda tiempo.

Me revuelco, a veces, entre la ansiedad y la calma. Pero está ganando la calma. Ya todo llegará, ya será el tiempo indicado.

Diciembre y enero fueron meses de mucho renegar con la escritura. Sobre todo con los comics. Pero fueron saliendo, ya está. Fueron aprendizajes, y se aprendió. Ahora a seguir adelante.

Tal vez lo angustiante es ver que falta poco, falta poco... siempre falta poco. Cuando uno está por terminar algo, sucede una cosa inesperada que demora todo. Es lo que me pasa con el siguiente proyecto de Studio Ergo Sum. A mi antología de cuentos de ciencia ficción solamente le falta un cuento. Está la idea y todo, pero no puedo sentarme a escribirlo. No hay tiempo, o el tiempo es malo.

Así que hago cosas de a ratos. Pienso mucho, planifico, anoto, repienso. Y en la oscuridad, a la noche, a veces escribo en serio. Es el ciclo de siempre: uno que quiero quebrar, pero por ahora no puedo. Ese de escribir cuando hay un rato, y no poder tomarlo como un respirar, como algo de todos los días.

Pero ya llegará. Algo me dice que este año será, finalmente. Y mientras tanto, lo cierto es que vengo escribiendo más. Y sin guiones para las revistas, solo queda escribir cosas nuevas. Y esperar un poco más.

2014, el duro y hermoso trabajo de sembrar

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¿Qué puedo decir del 2014? ¿Que se pasó rápido? No. ¿Que fue duro? Tampoco.

Sí, fue trabajoso, pero cuando uno suda con alegría, no se puede quejar. El tiempo pasó como tenía que pasar. Lo principal fue no perderlo, estar siempre haciendo algo, y creo que lo logré.

Fue el año con más trabajo docente hasta ahora, en una escuela hermosa, preciosa, con unos alumnos envidiables (a los cuales a veces, como todo docente, quería matar, pero bueno, nadie es perfecto, menos los adolescentes). Por si fuera poco, además de otros reemplazos muy buenos, cursé y aprobé mi primer curso de formación docente y la pasé muy bien regresando a la UCA por un rato, ahí donde realicé mi profesorado.

Por el lado de los comics, pude trabajar con personas talentosísimas en la revista Términus, publicando en los tres números de este año gracias a Lisandro Estherren y Sergio Tarquini. Conocí a dibujantes maravillosos, como personas y como artistas, en esta y otras convenciones, en talleres y eventos. Con algunos de ellos armé proyectos que se verán el año que viene, sumandose a la Términus y a otras costas que esperan luz verde.


Ni hablar de haber sido invitados a la Crack Bang Boom 5, y toda la hermosa experiencia que significó para mí participar desde adentro en una de las convenciones más importantes del país. Son cosas que no se olvidan y que enseñan mucho.

Por si fuera poco, relancé mi taller de guión de comics con un gran éxito. Lo que planteé como algo de 3 meses terminó llegando a fin de año con cuatro alumnos muy comprometidos, los cuales ya me han asegurado participación para el 2015. Fue un reto muy grande y estoy conforme, en parte porque ellos también lo están.

A nivel editorial este año vio el proyecto de financiamiento colectivo que dio luz a mi propia editorial digital. Si bien el público en general no ha visto casi nada todavía, porque el sitio apenas tiene unos días de vida y solo dos obras, los activistas que colaboraron ya han recibido hace tiempo estos libros y estoy trabajando para brindarles el tercero durante enero. Otra cuestión pendiente es la publicación de material rolero en esta editorial, así como la unificación del blog con la página.

El haber logrado esto me da muchas más ganas de escribir, porque puedo publicar las cosas "viejas" (más algunas nuevas) y dando espacio para lo que tengo en la cabeza.

A estos logros se le suman varios más, tal vez más "chicos", tal vez más "grandes", pero igual de importantes en lo personal. Entre ellos la creación de un nuevo blog (junto a mi novia, que me acompaña siempre y hace todo mejor), los grandes progresos en mi carrera marcial, el mantener vivos y activos varios proyectos sobre juegos de rol, y algunas cosas más que no da para contarlas acá. Muchas cosas; algunas casi se me olvida contarlas.

Así que tengo que decir que estoy satisfecho. Creo que no lo podría haber hecho mejor, y que las experiencias de los años anteriores (desde 2012 en adelante, y no es raro que tanto la revista como mi carrera docente hayan arrancado a fines de ese año) me permitieron aprender más rápido y evitar algunos errores.

Cierto: uno quiere que todo salga perfecto, y no se puede, y uno putea a veces por cosas más o menos importantes. Cierto, algunas cosas se demoraron, no salieron como uno quería, se postergan para el año que viene o parecen clausurarse para siempre. Pero es así la vida, y si uno hizo todo lo posible, poco queda para lamentar.

Entonces, ¿qué fue 2014? Lo supe desde hace varios meses: un año de siembra. Un año de construir proyectos, de animarse, de ir concretando y cerrando esas cosas que hace tiempo se vienen armando. Un año para trabajar, para disfrutar, sí, con la espera de disfrutar a otro nivel más adelante, cuando se puedan sembrar cosas más grandes todavía.

Fue eso y nada más, y no puedo estar más contento. Fue lo que quise que fuera, y valió la pena cada noche de insomnio, cada día de cansancio, cada gota de sudor y de sangre (que la hubo).

No me queda más que pedir por otro 2014.

Festival de Historietas, Humor, Animación e Ilustración 2014

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Hay eventos que caen en el momento justo. El FHAI (Festival de Historietas, Humor, Animación e Ilustración) de este año fue uno de ellos.

Estaba todavía digiriendo la escasa posibilidad de ir a la Argentina Comic Con de este año cuando me llegó la invitación a este evento paranaense, de parte de Lisandro Estherren, quien estaba colaborando con la organización del evento. Le dije que sí apenas vi que la agenda estaba vacía en esa fecha. A partir de ahí, solo hizo falta acomodar algunos detalles menores y boom!

Este Festival se realiza en Paraná, Entre Ríos, desde 2013, año en el que tuvo una duración de un día. En 2014 se lo agrandó a dos, un viernes y un sábado, y la invitación incluía una bonita estadía y traslado pagos.

Los días anteriores estuve un poco ansioso. Era la primera vez que me invitaban, con todas las letras y privilegios, a mí personalmente (y no a la revista en conjunto), a una convención fuera de Rosario. Afortunadamente mi compañero de Términus, Damián Couceiro, también había sido invitado y pudo acompañarme. El resto de los miembros fundadores de la revista partieron para Buenos Aires, en donde la Comic Con los trataría de maravillas.

Sin muchos problemas arribamos el viernes 14 de noviembre, por la tarde. Apenas unos días antes habíamos sacado el número 7 de la revista de la imprenta, así que íbamos extra-cargados de revistas, y con un estreno para promocionar.

La verdad es que en los dos días nos encontramos con una organización excelente, que tenía resuelto pasajes, alojamiento y varios otros detalles.


Viernes
El escenario, en medio del patio central, donde se
realizaron algunas entrevistas y los cierres musicales.
Por motivos ajenos a la organización llegamos un poco tarde (habían cancelado el servicio de colectivos que nos dejaba a buen horario), así que apenas llegamos tuvimos que montar el stand frente al público presente. Mientras Damián se iba al hotel a dejar su equipaje, me ocupé de ese tema en el espacio que teníamos.

Tuvimos algunos problemas. El lugar no era chico, pero con siete números de la revista, de pronto resultó más difícil acomodar tanto material en una sola mesa. Así que después de probar un par de versiones me quedé con la que resultaba más acertada... y que luego volvimos a cambiar cuando regresó Damián.

En ese momento me fui al hotel, dejé todo en mi habitación y volví a la convención, que gracias a los organizadores, estaban separados por apenas tres cuadras (con una considerable subida, pero bueno, era Paraná, con una orografía muy interesante a nivel geológico, no así tan cómoda para caminar).

Siempre acompañados y ayudados por Lisandro, comenzamos a conocer a algunos de los organizadores y también de los asistentes al evento, que eran principalmente de Paraná, Santa Fe y la zona.

Otra parte del espacio para stands, desde nuestro punto
de vista en medio del patio.
Aunque llegamos un poco tarde, eso no nos impidió vender una cantidad decente de números, sobre todo a personas que ya nos conocían y querían completar la colección.

Esa tarde el evento principal fue sin lugar a dudas la entrevista a Gabriel Marchesini, creador de Tino y Gargamuza. Un rato realmente muy divertido y gracioso, y que de hecho fue aprovechado por el público de esa tarde, predominantemente familiar.

Después de un cierre musical y alguna que otra peripecia, nos fuimos a comer y después a dormir. El sábado nos tenía escondidas muchas sorpresas y aventuras.


Sábado
Con los días cambiados (porque era el segundo día de la convención, pero era sábado!!!) y con mucho calor, decidimos con Damián y su novia darnos una vuelta por Paraná durante la mañana. Gracias a los datos de Lisandro, a los mapas que nos dieron en el hotel y a la rejilla bastante pareja de las calles, nos embarcamos en una travesía por la peatonal, camino a la costanera.

Ni que decir que lo que en papel era fácil, en la realidad fue una creciente tortura. Hacía MUCHO calor, no habíamos llevado nada para beber ni para cubrirnos la cabeza, y el recorrido de unas veintipico de cuadras (en bajada, después en subida, después en bajadaaaa) nos fue comiendo las ganas lentamente. Si llegamos a la costanera era porque cuando se nos apagaron las pilas estábamos cerca de la misma, y porque sabíamos que ahí estaban los comedores.

Así que nos instalamos en un restaurant y comimos... tal vez demasiado. Salimos al aterrador sol del mediodía y supimos que no íbamos a llegar muy lejos así. El calor me apretaba la cabeza, el enorme plato de pacú con papas fritas se me había ido a las piernas y en algún momento pensé que me iba a desmayar. Caminamos despacio, nos alejamos de la costanera lo justo para tomarnos un taxi y boom! Llegamos al hotel y lo primero que hicimos fue hidratarnos. Lo segundo, dormir una siesta con aire acondicionado. Fue como nacer de nuevo.

Supuestamente teníamos que estar en el evento a las 17, pero cuando terminamos de recuperarnos con Damián, y llegamos al mismo, vimos que armar el stand no iba a ser nada fácil. El patio del evento era un lugar abierto, y el sol estaba dando justo sobre nuestra mesa. Así que simplemente nos sentamos a la sombra a esperar a que el sol siguiera su curso, y a eso de las 18, poco antes de que empezara a llegar el público en masa, pudimos volver a poner nuestras revistas a la vista.

La Casa de la Cultura de Paraná, sede
del evento.
Previamente tuve una experiencia muy positiva, la de encontrarme con mi amigo y dibujante Juan Fioramonti, a quien no veía desde hacía bastante tiempo. Aunque pude charlar poco con él, siempre es bueno hacerlo, y sobre todo cuando hay cosas positivas para contar.

Volviendo a la convención, esa tarde el calor fue cediendo lentamente. Con una lógica horaria a contramano de todo lo que yo había acostumbrado ver en Rosario, la convención en sus dos días arrancó a las 17/18 horas y terminó a la medianoche, tal vez en parte porque los organizadores estaban al tanto de que el calor ahuyentaría a la mayoría del público. Tal vez porque ahí la siesta se respeta más, también.


De todas maneras, en la sombra, y gracias a la ayuda de Aüita, una bebida local que más que agua saborizada parecía jugo de damajuana diluido, logramos sobrevivir. El público este día fue mayor, aunque cayó en malón hacia las 19/20 horas aproximadamente, cuando se registraron la mayoría de las ventas, consultas sobre la revista y charlas con los aficionados.

Tal vez parte de este interés fue la charla sobre Términus, que tuvo lugar en el auditorio de la Casa de la Cultura, y la entrevista a Damián, también en el mismo lugar. Como los representantes de la revista solamente éramos dos, y Lisandro (que tenía su stand al lado nuestro) era el coordinador de ambas, quedé a cargo de la primera, mientras Damián atendía el stand con su novia; luego intercambiamos lugares.

La verdad es que fue un momento muy lindo, porque siempre es positivo contar la experiencia de la creación de la revista y mostrar los buenos resultados. Pero fue algo doblemente agradable porque noté mucho espíritu de emprender, de abrirse a nuevas cosas, de experimentar y probar nuevas formas de producción. Durante la charla, y también después, muchos dibujantes y lectores se nos acercaron para ofrecer material, charlar, comprar revistas, hacernos preguntas puntuales o generales, etc.

Aüita: solo disponible en Paraná.
En ese sentido, fue para mí el mejor día, por que el contacto con el público fue excelente. Además, descubrimos que Paraná está surgiendo en el mapa comiquero no solo al organizar un evento de este tipo, sino también al ganar lugares que venden comics. Porque sin comics no hay aficionados al comic. El stand de El Templo del libro demostró estar tremendamente bien surtido de todo tipo de historietas: nacionales, de superhéroes yanquis, manga, europeas, etc. También descubrimos que venden nuestra Términus (hasta tenían el número 7, que había salido pocos días antes), así que con gusto les transferimos muchos clientes cuando alguien nos preguntaba dónde conseguir más números. Y eso es un paso enorme.

Así, de a poco se nos fue ese día, charlando con dibujantes, animadores, fanzineros y todo tipo de fauna artística.

El sábado terminamos especialmente tarde. Con todo el cansancio de la caminata salvaje de la mañana, más el calor y el estar parado mucho tiempo, declinamos con algo de pesar una invitación de los organizadores para cenar con todos los invitados, y nos fuimos a comer algo en un lugar más rápido y cercano. Y después, al sobre.

El domingo nos levantamos temprano y nos volvimos a Rosario después de una recorrida rápida por la ciudad, ahora de la mano de Lisandro, que se lució como guía turístico.


Conclusiones
Es fácil señalar defectos en convenciones. Por esa fecha estuve charlando mucho al respecto con gente de mucha experiencia, amigos y conocidos, y la cuestión es diferenciar distintos tipos de errores (algunos más graves que otros). Pero también comprender que nadie nace sabiendo y que ciertos eventos van a tardar más que otros en nacer, crecer y desarrollarse, dependiendo de muchos factores humanos, institucionales, coyunturales, etc.

Actualmente muchos elogian a Crack Bang Boom, pero olvidan que surgió de personas con mucha experiencia previa, en una ciudad llena de propuestas culturales de las que se podía aprender, con gran asistencia de organismos estatales, y montada sobre la existencia previa de un evento diferente pero también muy exitoso, como fue Leyendas, que duró nada más ni nada menos que 10 años. Es un ejemplo muy positivo pero difícil o imposible de imitar en otros lugares, de una convención que arrancó con un nivel altísimo y siempre lo mantuvo o lo superó, año a año.

¿Por qué digo esto? Porque muchas convenciones, en ciudades más pequeñas, sin historia previa en esa materia, con menos recursos humanos y económicos, tendrán que crecer desde más abajo para hacerse un lugar en el calendario y atraer a más público. Porque como muchos eventos, el FHAI tuvo algunos errores, pero creo que de los esperables, y de los más solucionables con la experiencia, el aprendizaje y la incorporación de más personas en áreas críticas. Charlé un rato con algunos de los organizadores y me quedó claro que ellos conocen sus limitaciones (principalmente, el no saber mucho de todas las disciplinas artísticas que encierra la propuesta, varios lenguajes muy diferentes y ricos en recursos). Como dije antes, noté muchas ganas de todos por hacer que ese espacio funcione y mejore año a año, algo que resulta fundamental para el éxito.

Tal vez falló un poco la comunicación, tanto interna (los invitados ni se conocían entre sí, y creo que muchos ni sabían quiénes eran los invitados) como externa (hacia el público). Sin embargo, incluso este es un error algo esperable, sobre todo cuando faltan personas en la organización y/o sobran ganas pero no conocimiento específico. Es algo que puede solucionarse con una o dos personas dedicadas al diseño, al buen uso de una cuenta de Facebook o Twitter.

Tal vez, como sucedió un poco en el caso de Villa Viñetas (otro evento que este año cumplió su segundo aniversario) el cambio de sede atentó un poco, por desconocimiento del público, por alguna cuestión edilicia o de ubicación, etc. En ambos eventos noté esto que comentaba antes: son pocas personas para un emprendimiento que intenta crecer y resulta importante sumar gente responsable para áreas críticas.

Dejando de lado muchas diferencias, veo en ambos eventos esta necesidad de crecer inteligentemente para mejorar lo ya hecho, que aunque presente algunos errores, ha sido muy positivo e importante para la zona. El comic busca ganar más lectores, busca resurgir como algo cultural, artístico, y también como algo de relevancia económica, y esto no puede hacerse sin aficionados. Son los eventos como el FHAI o Villa Viñetas los que logran esto, sobre todo en regiones urbanas alejadas del desarrollo económico y cultural de ciertas capitales (particularmente teniendo en cuenta las desigualdades internas que Argentina tiene en estas materias). Estos eventos son fundamentales para que el comic siga adelante, plantando una semilla en terreno que parece desierto e inhabitable. Pero como toda semilla, hay que saber hacerla germinar, y sobre todo, tener paciencia.

Espero el año que viene ser invitado nuevamente y asistir a un evento incluso mayor, con dos o tres números más de la revista bajo el brazo. Será un placer.

Villa Viñetas 2

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Continúo super atrasado con estas reseñas de eventos, y de todo lo demás, así que vamos a darle átomos para recuperar el ritmo.

Hace tiempo uno de los organizadores, Leo Cabrera, nos había invitado, informal y luego formalmente, a este evento. Habíamos ido el año anterior con apenas unos pocos números de Términus. Ahora teníamos 6, así que eran dobles las ganas de participar y darles una mano "agrandeciendo" (pun intended) la convocatoria del año pasado.

Así que con la ayuda de César Libardi, editor de Rabdomantes Ediciones, cuna de la nueva revista de comics Quimera, nos fuimos para allá el sábado 11 y el domingo 12 de octubre. Si bien Villa Constitución está cerca de Rosario, suele ser un viaje largo a menos que tomes un colectivo que no pare constantemente para subir y bajar personas, amén de la incomodidad de llevar bolsos si viene lleno, y de los pocos horarios, etc. Así que agradezco mucho la compañía de César (para no aburrirme y poder charlar de cosas interesantes) y su buena onda al llevarme en auto.

Este año la convención cambiaba de lugar, pasando a ser en una biblioteca/centro cultural muy bien ubicado en el centro de la ciudad. Esto nos dio espacio para poner stands mucho más cómodos, y como puede verse en las fotos, por dentro el sitio era inmejorable a nivel luz, aire, etc. Lo único que lamentamos fue no poder utilizar el parrillero que estaba en el patio del fondo.

El sábado llegamos temprano y rápidamente nos acomodamos y entramos en buenas relaciones con nuestros vecinos, entre ellos Fernando Biz (que estaba "a la vuelta de la manzana"), Matías Di Stéfano y su novia, con los fanzines de L. A. Comics, los buenos muchachos de Loco Rabia (con sus descuentos del 20% que creo, todo supimos aprovechar), y un muchacho que hacía unos preciosos dragones de tela con articulaciones de alambre. Así que el sábado fue un día de ventas modestas y de varias compras (los mismos expositores nos depredamos de lo lindo). También pudimos charlar con Felipe Ávila y enterarnos del pronto lanzamiento de Rebrote de la Historieta Argentina, entre otras cosas.

El domingo reincidimos, y fue otra buena experiencia. Aunque hubo menos público (achacable a la coincidencia de dos eventos regionales como era la Feria del Libro de San Nicolás y la elección de la reina del Acero, esta última a pocas cuadras), eso nos permitió compartir proyectos con todos estos vecinos, además de poder asistir a algunas de las charlas que tuvieron lugar en una sala contigua.

Como siempre, la organización estuvo en todos los detalles, como por ejemplo en las botellitas de agua (que se agradecían, ya que hacía bastante calor) como en los bizcochitos y facturas.

De manera que, aunque el público no acompañó demasiado (tal vez por cuestiones que había que reveer, como la publicidad en la entrada del evento, por ejemplo), creo que el año que viene hay potencial para que el evento sea mucho mayor y mejor en ciertos aspectos. Lo básico está, y tal vez hasta "sobra". Es un evento joven que tiene mucha tela para cortar, y espero que los organizadores puedan llevar adelante una tercera edición, que ayude a crear más público y acercar a más personas al comic en esa región del país.

Los dejo con algunas imágenes.

El sábado muy temprano, preparando los stands.
Muchos cartelitos de 2da edición por pegar.

El stand de Términus, ya listo para la venta.
Con el evento recién arrancado.
En la nochecita del domingo, a punto de terminar.

Crack Bang Boom 5: la conclusión

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Bueno, finalmente dejé atrás muchos compromisos (los más grandes, al menos) y puedo sentarme a escribir el cierre de lo que fue una de las experiencias más importantes en los últimos tiempo.

Ya comenté, día por día, lo que pasó en la Crack Bang Boom 5 (jueves, viernes, sábado y domingo). Me detengo ahora no en lo puntual de cada día, sino en cuestiones transversales, en procesos que vi desarrollarse durante esos días y en cosas que se verán a futuro.

Para organizarnos mejor, los dividiré en items específicos.



1 - El callejón de los artistas
La gran adición de este año, aunque creo que el año pasado ya estuvo pero en una versión menor, de prueba. Justamente, una de las limitaciones que se vio el año pasado fue la falta de espacio: el evento había crecido mucho y hacían falta otras sedes.

Este año, con la adición del Galpón 11 (del cual hablaremos luego), ese espacio se amplió enormemente, y así se pudo plantear un "Callejón de los artistas" que para mí era más bien un boulevard: amplio, con espacio para la circulación y la presencia cómoda de los artistas, y con una ubicación preferencial. Era la columna vertebral del galpón, dividiendo las dos alas de stands.

El callejón el jueves a la mañana, antes de la apertura,
mientras se instalaban los stands. Puede verse su tamaño.
En este sentido se puede mencionar un detalle: estaba totalmente dividido del resto de la convención, a los costados, por las mismas paredes de los stands. Era como entrar en un valle, o un verdadero callejón, con paredes a los dos costados. Yo y otros expositores habíamos pensado que la distribución iba a ser diferente, que nuestros stands iban a mirar al callejón, en lugar de darle la espalda. Pero comprendimos que no había otra forma de organizar el espacio, que esa forma era la correcta y que eso, además, les daba espacio a los artistas del callejón de exponer mejor sus obras, al tener donde colgarlas.

Sin embargo, muchos no se dieron cuenta hasta uno o dos días después. El callejón, creo yo, funcionó bien, pero sufrió de factores que no se pueden achacar a ninguna torpeza ni mala organización. Veamos algunos de estos factores.

En primer lugar, ciertos invitados o visitantes ilustres vinieron solo el fin de semana. El jueves y viernes, el callejón estuvo vacío o casi vacío, lo cual confundió a algunos, que pensaron que faltaban stands, y dejó con un sabor raro a otros, que pensaban que el espacio estaba mal armado o mal organizado. La cuestión es que no se le puede poner una pistola en la cabeza a los artistas para que vayan. No es culpa de nadie, pero habría que ver si ese espacio no se puede llenar con otras iniciativas durante esos dos días. Al menos algo que no lo deje completamente vacío.

En segundo lugar, aunque había muchos invitados, no todos lo utilizaron, y no todos lo hicieron al mismo tiempo. Creo, en lo personal, que muchos dibujantes no están acostumbrados al formato. A excepción de los más afortunados, que participaron de convenciones en el extranjero (destaco el caso de Marcelo Frusín y también el de Damián Couceiro, en menor medida), muchos lo utilizaron de manera tímida, sin saber realmente qué hacer con él. Tardaron en arrancar y para cuando lo habían hecho, el evento estaba terminando.

No quiero generalizar porque no conozco a todos los que fueron, ni vi a todos, pero creo que muchos artistas argentinos sufren de no conocer a su público en Argentina, y por lo tanto, no tienen experiencia mostrándose, dialogando, firmando, dibujando e interactuando en público. O tal vez su experiencia es fragmentada, en charlas de parado en convenciones sueltas o en pequeños encuentros en comiquerías locales. Solo recientemente ciertas convenciones les han permitido esta posibilidad en grande, y pocas tienen espacios como el Callejón de los artistas. Este es un espacio más amplio, en donde hay constantemente personas mirando, tratando de comprar y charlar, y donde uno realmente debe hacerse "vendedor" de lo mismo que produce.

En eso, de todas maneras, creo haber notado una progresión. El jueves, no fue nadie o casi nadie. El viernes algunos se animaron, tímidamente. El sábado se anotaron más, y estuvieron más tiempo. El domingo, viendo la repercusión del sábado y el enorme incremento de público, el callejón funcionó casi en su totalidad (creo que nunca o casi nunca estuvo totalmente lleno, pero era enorme, así que resultaba un verdadero reto). Esos dos últimos días muchos llevaron libros propios para vender, proponían firmas o dibujos, charlaban, etc.

Lo bueno de todo esto es que estos dibujantes, creo yo, se van a ir soltando a participar en estas iniciativas y así, el año que viene, viendo lo positivas que son, van a participar más y mejor en ellas.

Como algo a mejorar, se me ocurre que si se colgara un cartel que explicara bien el espacio, también el público sabría cómo funciona y no se decepcionaría cuando lo viera vacío o medio vacío. Y también se animaría a preguntar y charlar.


2 - El Galpón 11
La gran estrella del evento. Todos quedaron complacidos con dos cosas: primero, el espacio se había duplicado. Segundo, el lugar elegido era nuevo y perfectamenta acorde para el evento.

Como el CEC, el Galpón 11 es un viejo galpón de puerto, que fue refaccionado y remodelado para adaptarse a una actividad totalmente diferente. Tiene un espacio en la historia cultural rosarina ya que fue el primer espacio municipal, oficial, de gran tamaño utilizado para expresiones alternativas como pista de skate, conciertos de rock under (en esto no sé si el CEC estuvo primero, pero vale), etc.

Sin embargo, al igual que el CEC en su momento, sufría de muchos problemas edilicios por su edad y mala atención. Desde hace varios años, este espacio y otros galpones linderos venían siendo remodelados. Es por eso que el año pasado se utilizó el Centro de la Juventud para alojar una parte del CBB 4.

Días antes de CBB5, se pudo ver, al menos por fuera, cómo estaban quedando los galpones. El excelente estado de las estructuras, el uso de paneles solares y todo eso les daban un aspecto tremendo. Al entrar por primera vez el jueves vi que era un sitio perfecto para la convención: vidriado, ya no se oscurecería tanto como el CEC cuando caía el sol; amplio, con el techo reconstruido, no se llovería. Incluso tenía Internet wi-fi, aunque no funcionaba bien, pero era lo de menos.

En resumen, fue uno de los grandes éxitos del evento. Todos lo alabaron, y los expositores quedamos muy complacidos con el lugar, ya que era cómodo, muy amplio y permitió que el público se desplazara sin problemas ni atascos.

El único inconveniente comenzó el sábado, cuando el calor y la afluencia de público nos obligó a ponernos ligeros de ropa. No había ventanas que pudieran abrirse, y las cercanas al techo hacían que el lugar fuera un invernadero. Apenas corría el aire dentro del lugar.

Nos preocupó el detalle, así que lo comentamos con personal de la Municipalidad, que siempre se dedica a escuchar y responder nuestras preguntas con la mejor de las predisposiciones. Nos plantearon que el sitio todavía requería unos retoques, no estaba completamente terminado pero se lo había abierto justamente porque era fundamental para la convención, y querían probar su funcionamiento. Nos comentaron también que esa era una de las cuestiones a mejorar en los siguientes meses.

Así que el único punto en contra resultó ser perfectible y espero que para la próxima Crack, estemos en el mismo lugar, sintiéndonos todavía más cómodos.




¿Qué más puedo decir? Sinceramente, al escribir este artículo vi que no quedaba mucho, porque todo fue sobre rieles y el resultado fue prácticamente perfecto.

CBB se afianzó, sin duda alguna, este año como la mayor convención de comics del país, con una fórmula probada y sustentable. Ya eso es mucho. Pocas convenciones pueden decir que soportaron tantos años no solo no demostrando altibajos sino creciendo de manera organizada, constante y permaneciendo atractiva, sin traicionar su espíritu. Es cosa de los organizadores, pero también del público, que se mantiene firme.

Crack Bang Boom 5 en fotos

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Se quedaron afuera, en los artículos, algunas anécdotas y comentarios, y sobre todo, fotos. Así que acá va este mini reportaje fotográfico.

Viernes, a pocas horas del inicio
El CEC lleno de potenciales compradores. La cosa se iba moviendo.



Una página de Términus 2, que hicimos con Lisandro Estherren, estaba a la vista de todos en el Centro de la Juventud
Ni se imaginan mi alegría, fue una de las cosas que me hizo caer a la realidad de que éramos invitados.



Una cena maravillosa
Como conté, el viernes confundí el hotel y llegué ultratarde a la cena de los invitados. Las preocupaciones, vergüenzas por la demora y la desprolijidad, y todo eso, se borraron cuando encontré espacio en esta mesa y por eso quise inmortalizar el momento. Sin desmerecer la compañía de otros invitados, con quienes compartí mesa las otras noches, fue sin duda la mejor cena de la convención para mí, por un montón de cosas que se dieron de manera irrepetible. La pasé genial y por eso va la foto.


Legionarios al pie de la lanza
Ya mencioné la hermosa atención que le dispensaron los compañeros de este libro a los interesados que se acercaron al stand, ofreciendo charlas, ilustraciones, autógrafos y dibujos en los libros recién comprados, etc. Acá va un ejemplo que me cautivó, el de Juan Vázquez dedicando una ilustración a uno de los visitantes del stand. Saludos a todos, los recuerdo en mis libaciones.


Comparativa del sábado a la mañana y a la tarde.
Día hermoso por todas partes, a la mañana, obviamente, sin público. A la tarde, lleno de gente. Perdón por sacar tanto "cielo", pero por el sol no veía nada en la pantalla, y encuadré al tun tun.




Foto con un amigazo: Lisandro Estherren
En ediciones anteriores, por tener la cámara sin batería y confiar en personas sin pulso, perdí fotos con grandes amigos y personas importantes para mí. No iba a dejar que eso pasara de nuevo, así que a pesar de las muchas obligaciones, me hice un ratito para adelantarme a la mala suerte.


El staff de Términus con el "Pelado"
Como muchas veces, está la foto seria y la más desestructurada. Esta, ¿adivinen cuál es?


Bueno, se terminó. Por ahora. Estoy tapado de cosas pero ya en proceso de acomodarme mejor, así que pronto, espero, el blog tendrá más entradas mensuales. Faltan algunos comentarios sobre la Crack, una reflexión final, y volver al ritmo de siempre.