Desayunamos acompañados de choferes brasileros, y nos tomamos tanto tiempo que yo pude hacer lo que creí imposible: ver gran parte de la carrera de Fórmula 1 que se disputaba en Hungría. Si hasta pude observar cuando el tramposo de Hamilton se quedó por problemas mecánicos!!! El día empezaba muy bueno, ciertamente, con Alonso entre los tres primeros. En fin, que para las 10 ya se habían despertado todos y estaban comiendo o terminando de hacerlo. Luego partimos raudamente en los dos autos que formaban la comitiva.
Las subidas y bajadas de la ciudad guardaban hermosos paisajes urbanísticos. Quedé encantado con lo que vi: Paraná está lleno de casas antiguas, como las que pueblan Rosario, y desprovisto de esos edificios aberrantemente incrustados en cualquier parte sin ton ni son. Claro que, por lo que me dijeron dos amigos paranaenses, es una ciudad mucho más aburrida, pero me quedé con muchas ganas de volver con una cámara y pasar días retratándola.

A todo esto el grupo ya había pagado su contribución, comprado rifas y exploraba las opciones de compras. El stand de miniaturas de plomo de Thule era un lugar obligado, en el centro de la escena. También había remeras pintadas, comida casera, accesorios para otakus y un gran stand de El Nido Rol. ¡Y yo con poca plata!

Así se fue la mitad del día. En mi experiencia al menos, la segunda parte fue la más divertida y enriquecedora, así que la contaré aparte.
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