Todo en orden

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Es raro cómo somos animales de costumbres. O hijos del rigor, dicen algunos.

En estos días, desde que comencé a trabajar, al menos esporádicamente, de pronto muchas cosas se acomodaron en mi vida. Duermo mejor, produzco más. No estoy tan cansado ni desenfocado. Me exijo pero no de manera negativa, y estoy bastante conforme con todo lo que va saliendo.

La razón, creo, reside también en la cercanía de ciertos eventos que esperaba desde hace tiempo. Como una primera oferta laboral estable. Aunque con poca carga horaria y representando un gran desafío. Tal vez eso lo hace mejor: no tengo que comprometerme a mucho tiempo y mucho esfuerzo, sino que empiezo de a poco y puedo ir dosificando las cosas. No hay razón para apurarse.

Eso va también para los comics. Ya casi estamos en CBB6. Sí, ya sé que falta, pero por como pasa el tiempo, siento que es un animal que ya me respira en la nuca. Y las expectativas dentro de la revista son muchas. En mi caso, además, la idea de estar escribiendo o preparando varios proyectos largos me entusiasma mucho. Estoy teniendo reuniones creativas con dibujantes y editores que pueden darme la oportunidad de hacer algo interesante en los próximos meses.

Así que mientras escribo guiones y los reviso, también sigo con los proyectos editoriales en materia de rol y literatura. Aunque estos están un poco en el freezer, por ahora, ya que hay que poner algunas prioridades, me siento contento al saber que he pasado por un bloqueo importante, y salí adelante.

Ah, y también estoy leyendo y viendo más series. Eso siempre es bueno.

Altas y bajas, lo de siempre

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Estás en el mar y las olas van y vienen. Lo principal es que no te mareen. Si quieres llegar a buen puerto, ya sabes.

En este mes todo parecía ir en alza, y después llegó la baja. La semana anterior tuve algunos golpes, y cómo es la vida, que inmediatamente me dio motivos para seguir con más fuerza.

Lamentablemente la escritura, tanto de guiones como de prosa y de juegos de rol, se vio resentida. En otro momento me sentiría mal; de hecho, no es algo que me haya caído bien. Pero después uno ve que la salud es lo primero, que de todas maneras nadie te está insultando por demorarte un mes o dos más con un proyecto que se hace a pulmón, y que lo principal es dar lo mejor. Y entonces esas demoras adquieren otro significado.

Lo bueno: arrancó de nuevo la temporada laboral, y parece que con todo. A pesar de algunas falsas alarmas de escuelas mal organizadas que te dan reemplazos y luego te avisan que no, que era un error, que no tendrían que haberte llamado, parece que de a poco las puertas se siguen abriendo.

Lo malo: no, no tengo mucho para decir de lo malo. De hecho ahora me siento mucho mejor que antes de esa temporada mala, y he aprendido alguna que otra cosa sobre cómo enfrentar algunos temas. Simplemente voy a seguir aquí tecleando lo que se pueda, hasta que se pueda. Tal vez lo mejor sea no dar más promesas ni plazos de entrega, aunque piense que pueda cumplirlos, porque a veces simplemente no dependen de mi. Incluso sin trabajo, cada tanto lo que uno hace resulta impublicable. Y cuando el trabajo llega (algo que, créanme, puede ser en CUALQUIER momento) uno tiene que reestructurar sobre la marcha todas las prioridades, plazos y proyectos.

Que no son pocos. Un libro antológico, un juego de rol y ahora un comic extenso. Cuesta hacer malabares con tres cosas, sin redes ni entrenamiento.